Creer que ganar más es la única solución
Tener más ingresos produce una falsa sensación de desahogo económico que a veces nos lleva a derrochar y a descuidar nuestras finanzas.
Por eso, aun cuando nuestro nivel de ingresos aumenta, ya sea por una subida salarial o por un ingreso extra (premio, lotería, herencia), es recomendable no comenzar a realizar un gasto excesivo, por encima del que se venía realizando hasta el momento.
Si los nuevos ingresos lo permiten, es razonable poder destinar una mayor cantidad de dinero a determinados gastos, pero siempre de forma proporcional.
Lo ideal es que no más del 50% del sueldo se destine a gastos fijos y necesarios. Al menos un 20% debe destinarse a prioridades financieras (ahorro, pagos a plazos, productos financieros de inversión). Y el 30% restante, para los gastos de ocio y vida personal.