Qué es:
Como su propio nombre indica, en una hipoteca a tipo fijo, el tipo de interés será siempre el mismo durante todo el plazo que dure el préstamo. El tipo de interés fijo es establecido por la entidad prestamista, o sea, por el banco, en el contrato que firmará el prestatario. Todas las cuotas que tendrá que pagar éste serán iguales, sin sorpresas, dado que el tipo de interés no estará sometido a cambios en los mercados ni fluctuaciones financieras.
A la hora de establecer el tipo de interés, la entidad financiera tendrá en cuenta varias cosas: la extensión del plazo (cuanto más corto es el plazo, más barato es el tipo), la solvencia del cliente, la cuantía del préstamo. Muchas veces, los comerciales de un banco ofrecerán descuentos al prestatario si además contrata otros productos con la misma entidad.
Desventajas:
Si comparamos una hipoteca a tipo fijo con una hipoteca a tipo variable, podemos enumerar algunas desventajas. En primer lugar, que es muy infrecuente que una entidad financiera conceda una hipoteca a tipo fijo a un plazo muy extenso. En segundo lugar, que los tipos fijos son más elevados que los variables. Al costar más dinero y al tener que devolver el préstamo en menos tiempo, el resultado es que las cuotas acaban siendo bastante más elevadas.