A estas alturas de siglo, si preguntamos al ciudadano medio si ha comenzado a ahorrar para su jubilación, una respuesta común es: bastante cuesta llegar a fin de mes como para preocuparnos por lo que pasará dentro de algunas décadas. Entendemos que las cosas se han puesto duras y el día a día ya entraña suficiente esfuerzo. Pero esto constituye un motivo aún mayor para tener en cuenta el largo plazo.
Y es que hay cosas de las que hay que ocuparse cuando aún no suponen un problema, pues, cuando lo empiecen a suponer, ya no tendrán solución. En este post analizamos el producto al que más recurren los usuarios que buscan una jubilación algo más desahogada: el plan de pensiones.