Consumo Inteligente
Cambio de hora en marzo de 2021. ¿Será el último?
En la próxima madrugada del sábado 27 al domingo 28 de marzo, a las dos serán las tres. Es decir, toca cambiar la hora y dormir una hora menos. Una tradición anual que data de 1974 y se cumple rigurosamente, con el objetivo, dicen, de ahorrar energía.
Pero el cambio de hora tiene los días contados. En 2019 el Parlamento Europeo votó suprimir los horarios de invierno y de verano, dando por buena la tesis de que generan más incomodidad que beneficios.
Pero, ¿es esto cierto? Y, si lo es, ¿por qué llevamos tantas décadas aplicando el cambio de hora? ¿Y será esta la última ocasión en que debamos hacerlo? Contestamos a estas preguntas en el siguiente artículo.
¿Desde cuándo se aplica el cambio de hora?
Los orígenes se remontan muy atrás en el tiempo. Los egipcios ajustaban su actividad al ciclo solar. Y Benjamin Franklin ya defendía esta práctica.
Fue la llegada del ferrocarril, de las telecomunicaciones y de las fábricas con sus turnos lo que obligó a la sociedad a empezar a regirse por un horario preciso. El primer intelectual que defendió los reajustes de hora según estación fue William Willet en 1907, en una publicación titulada “El derroche de luz diurna”. Después, durante la Primera Guerra Mundial, los aliados de Alemania se sumaron a la aplicación del horario de invierno para intentar ahorrar carbón.
Pero el cambio de hora que hoy nos afecta no se fijó hasta la década de 1970. Vino motivado también por otro conflicto internacional: la crisis del petróleo. Primero se adoptó en EEUU, donde se pretendía ahorrar en carburante.
En España fue implantado en 1974. Y hasta hoy, sigue vigente.
¿El cambio de hora ahorra verdaderamente energía?
Esta pregunta es motivo de controversia desde la implantación del cambio horario. Hay detractores y defensores debido a la falta de una respuesta científica basada en la evidencia.
Los más optimistas hablan de un ahorro potencial del 5% en el caso de España aplicando el cambio de hora. Una cifra que, en su mayoría, provendría de ahorro en los hogares (unos 6 euros por hogar).
Pero ante la falta de evidencia científica, las sociedades se guían por la opinión de organismos como el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) que el IDAE cita un reciente informe realizado por Sven Schulze según el cual «si bien los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, estos son marginales y no hay certeza de que se obtengan en todos los Estados miembros. Frente a los que obtienen ahorros, están los países pueden ver verse afectados por un aumento el consumo de energía».
Así que no parece justificado que nos hagan pasar por el lío de cambiar la hora para conseguir un ahorro energético.
¿Es verdad que cambiar de hora tiene efectos negativos?
Algunas opiniones afirman que ajustar nuestra vida a horarios de invierno y de verano no sólo no consigue ahorrar energía, sino que además tiene consecuencias negativas en cuestiones relacionadas con la productividad, la seguridad vial, la salud, la armonización de horarios, etc.
Pero tranquilidad. Lo cierto es que no hay informes oficiales o estudios que acrediten que pasar a horario de invierno tenga un impacto negativo. Lo peor que se puede decir es que altera levemente las rutinas de las personas con patologías, los bebés y los animales. Sus efectos no son más graves que los de un jet-lag y se solucionan por sí solos en pocos días.
Así que el cambio de hora no es perjudicial… pero tampoco puede afirmarse que tenga beneficios probados.
¿Será 2021 el último año con cambio de hora?
En principio, el último cambio horario podría ser el de octubre de 2021, al menos en los países que pertenecen a la UE.
La votación de la Comisión Europea decidió que debe ser en 2021 (con la posibilidad de retrasarlo 12 meses según las circunstancias) cuando se defina la fecha en la que cada estado miembro debe decidir con qué horario se queda, el de verano o el de invierno, sin posibilidad de cambiarlo más.
Pero lo cierto, es que a estas alturas parece improbable que sea así. La voluntad de los eurodiputados era que los países que se quedasen con el horario de verano hicieran el último cambio este marzo, y los que optasen por el de invierno, el próximo octubre.
¿Y con qué horario se va a quedar España?
Todavía no se sabe. Tras la votación de la Comisión Europea, el Gobierno español creó un comité de expertos encargado de elaborar un informe que ayude a tomar la decisión.
Pero decidan lo que decidan nuestros legisladores, no van a poder evitar la polémica. Una encuesta del CIS revela que una gran mayoría de los ciudadanos españoles prefieren vivir en nuestro horario de verano (GMT+2), mientras los expertos recomiendan el de inverno (GMT+1) por ser el más próximo al horario solar. Es decir, el que arrancamos a partir del próximo domingo.
Habrá que esperar para tener las confirmación definitiva.
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